3/31/2013

SAN DUNS ESCOTO EN ALMERÍA



                                                                                                Dedicado al profesor M.L.L.Filósofo






 SAN DUNS ESCOTO EN ALMERÍA
      

En el  convento de clausura de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas a la orden de la Limpia Concepción de Nuestra Señora (Las Puras). (también llamado Real Monasterio) representa uno de los conjuntos artísticos más importantes de la ciudad de Almería
 San Duns Scoto Franciscano 
 En una de las capillas  (la de la entrada a la derecha) se puede ver la figura de  San Duns Scoto Franciscano 
Otra de las  de las capillas de la iglesia es la de Santa Beatriz de Silva, la fundadora del convento. Es la capilla mausoleo de la familia de Jesús de Perceval. En el coro bajo está situada la Cratícula, un oratorio antiguo por donde accedían las monjas para que el sacerdote le suministrase la comunión por la puerta.

"Juan Duns Escoto, conocido como "El Doctor Sutil") nació como lo indica su nombre en Escocia, en el año 1265. A los quince años ingreso en la congregación franciscana. Estudió primero en Escocia y luego en Inglaterra(Oxford) y en Francia (París). En 1300 enseño Teología en Oxford. Volvió a Paris en 1302 para doctorarse en Teología allí mismo en 1305. En 1307 se trasladó a Colonia (Alemania) donde murió tempranamente, a la edad de 43 años (1308). Fue una figura central de la escolástica tardía y un duro crítico de la filosofía de Tomas de Aquino, aunque más crítico aún del agustinismo de Enrique de Gante (profesor de la Universidad de París entre 1274 y 1290).
Entre sus obras se destacan sus Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo (teólogo italiano cuya obra Sentencias era un manual básico de Teología), algunos escritos sobre Lógica, Cuestiones sobre Metafísica, Cuestiones Quodlibetales y el tratado De primo principio."
Al abordar la relación entre el ser infinito y los seres finitos, se distancia de Avicena, quien sostenía que lo posible procedía de la necesario por necesidad. Escoto sostendrá que lo finito procede de lo infinito por un acto de libertad. Trata con ello de escapar de la primacía de la necesidad que, como concepción propia de la filosofía griega, cobraba fuerza en su tiempo a través de Avicena y Averroes. Y a la libertad divina la entiende como limitada sólo por el Principio de No Contradicción y no por el bien, que depende de la voluntad de Dios. Lo que es bueno, es bueno porque Dios lo quiere y lo manda. Si él lo hubiese querido, otras podrían haber sido las leyes morales. A excepción de los dos primeros mandamientos del decálogo, que Dios no podría haber cambiado sin contradicción, todos los demás se fundamentan tan sólo en la su voluntad. Con esto se hace evidente que en Escoto el voluntarismo a desplazado al intelectualismo. También con el fin de ubicar a Dios por encima de toda necesidad, y considerando que todo entendimiento es una naturaleza, afirma que Dios está por encima de sus ideas.
Respecto de los universales, se pregunta qué diferencia habría entre la Metafísica (cuyo objeto es el ser) y la Lógica (cuyo objeto son los conceptos) si sólo fuesen un producto del entendimiento. Para salvar esta dificultad, Escoto considera a la esencia como indiferente respecto de la individualidad y la universalidad. Ella contiene virtualmente a ambos modos de ser. El universal es la esencia captada en los individuos por el entendimiento. El individuo, por su parte, se explica por la "hecceidad", acto último que concreta en lo singular la forma de su especie.
Como el objeto de la Metafísica no es Dios sino el ser en cuanto ser, la esencia de Dios queda en la oscuridad para la sola razón. Es muy poco lo que podemos decir de Dios más allá de que existe. También escapa a la sola razón conocer si hay o no providencia divina y saber si el alma es o no inmortal. Es más, la razón no puede alcanzar por sí sola nada de lo que Dios a revelado. Ello no impide que, siguiendo a Anselmo, intentemos dar razones del dato revelado partiendo de la misma Revelación. Pero para ello necesitamos de la fe y la Teología. Escoto entiende, al igual que Anselmo, que es posible una "Metafísica Cristiana" que, partiendo de las verdades reveladas sobre Dios y la inmortalidad del alma, las analice y piense filosóficamente.
En cuanto al obrar del hombre, Duns Escoto sostiene que la voluntad es la causa total de los actos voluntarios. No niega la intervención del intelecto, porque debemos conocer algo para quererlo, pero afirma que, si bien las ideas determinan la voluntad, previamente la voluntad determina la selección de esas ideas.