MEDICACION TRASCENDENTAL
Resulta
impensable como dicen las estadísticas (tendenciosas), que existan en España
seis o siete millones de seres deprimidos. No tanto sería , si observamos que
es cierto se mitifica o se trata de inventar una patología inexistente: como el
síndrome de Ulises, la depresión posparto, el síndrome posvacacional (veraniego
y navideño), el “síndrome del nido vacío”, la depresión posjubilación, la
vigorexia, la ortorexia ..y otros por el estilo, con lo que las estadísticas
darían un número aún mayor de enfermos mentales u orgánicos todos necesitados
de una medicación la mayor parte inútil.
Tienen a la
familia en precariedad al borde de la indigencia y no soportan un leve constipado.
Alguien nos hace imaginar (aprovechándose de nuestra debilidad como seres
humanos) una serie de enfermedades inexistentes o banales.
Se trata de elevar a categoría sindrómica estos
simples estados de ánimo alrededor de los cuales se hace en el futuro girar la
existencia de una persona hasta entonces con una calidad de vida aceptable.
Esta persona ha pasado de ser un hombre o mujer normal a ser un enfermo crónico
y angustiado al que de momento se colectiviza como “cliente” del sistema
sanitario público.
Estos
originan multitud de consultas inútiles en los centros de salud y sobre todo en
los llamados servicios de urgencia o
atención continuada .Estos, no son servicios de urgencia, son “servicios de
complacencia”. Se llaman “urgencias” a lo que no son sino problemas banales
generados por la angustia, desadaptación, ociosidad y pobreza (de espíritu) y
material.
Todos deben de aparecer en la farmacia con una receta en la mano.
Todos deben de aparecer en la farmacia con una receta en la mano.
Incitados por
los laboratorios farmacéuticos, los que así cavilan, fomentan el gran negocio
de vendernos a cargo del erario público millones y millones de envases de
antidepresivos, ansiolíticos y anticatarrales . Y el caso es que los medios de
comunicación son los primeros que pican...y así, por consiguiente todos
picamos.
No debemos
fomentar una sociedad psiquiatrizada...llena de miedos y de fobias,
panhedonista, de pensamiento plano y entontecido con la prensa del corazón o
con los programas televisivos tipo “basura”, cuando no “embrutecedores” y hasta
con programas de información sanitaria, que la mayor parte de la gente no
digiere por falta de cultura científica.
Levantémonos
ante las adversidades como el Ave Fénix, resurgiendo de entre nuestras cenizas
una y otra vez cada día con una conducta higiografica, con una actitud
positiva, con una voluntad espartana… o como sea.
No donemos todo
el placer de ser felices a los pocos que solamente por vivir todos los días son
felices.
Dejaba en mi apartado de correos "El mensajero de san Antonio", la revista donde colaboraba con su sección fija "Las cosicas de Crispín" y en la que contaba anécdotas chispeantes de su tierra (Aragón). Llegó a Albox con su esposa y al amparo de su hija, se adaptó a los rigores de la tierra e investigó como un reportero clásico sobre aquellos aspectos relevantes de la historia de nuestro pueblo, tal es el paradero de la imagen de la Virgen del Saliente durante la guerra civil española de 1936-39. Se sentía orgulloso de cuanto escribía porque ponía toda el alma y su saber en cuanto publicaba. Cuando su esposa, a la que le oí llamar cariñosamente "mamita" enfermó de altheimer, salía cada día a pasear de su mano por las calles de Albox hasta que ella se derrumbó junto a él en un verano inclemente. Me preguntaba a menudo por el comportamiento de mis alumnos y me contaba anécdotas de su etapa escolar y de sus maestros. Era un buen hombre y como todos los hombres buenos, se ha ido en silencio y con absoluta dignidad. Descanse en paz. Era mi amigo.
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