LA BIBLIOTECA DE AVELLANEDA (CONTINUACIÓN)
LA CURA MORAL DE LA LOCURA EN EL QUIJOTE DE
AVELLANEDA. TERAPEUTICA CATARTICA DE SU BIBLIOTECA RELIGIOSA SOBRE LA ENFERMEDAD MENTAL DE SU DON QUIJOTE
(El tercer libro catártico y
el cuarto libro religioso)
Las Epístolas y Evangelios por todo el año con sus doctrinas y sermones"
Las Epístolas y Evangelios por todo el año con sus doctrinas y sermones"
Cuando el don Quijote de
Avellaneda llega a su pueblo como un loco de atar en una gabia, sus allegados
tratan de curar o al menos mitigar su
locura con alimentos apropiados, aparte de atarlo con unas “muy gruesas cadenas”. El cura y el
barbero tratan además de conseguir una “catarsis” o expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo, mediante la lectura y relectura de algunos libros de oración y devotos que producirían
esta “catarsis” de su locura- producida
por los perniciosos libros de caballerías
De esos libros catárticos causantes de la Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda- utilizados como terapéutica de la locura para el don
Quijote de Avellanadino que era un loco de atar el cuarto sería “Las Epístolas y Evangelios
por todo el año con sus doctrinas y sermones” que tuvo numerosas ediciones desde 1512 0 en diversas ciudades
de España y de Europa (Toledo, 1512 / Toledo, 1532 / Toledo: Juan de
Villaquirán y Juan de Ayala, 1535 / Toledo, 1549 / Sevilla: Juan Varela, 1526 /
Sevilla: Juan Cromberger, 1536 / Sevilla, 1543 / Amberes, 1538 / Amberes, 1542
/ Amberes, 1544 / Amberes, 1550 / Amberes, 1558 / Zaragoza, 1550 / Zaragoza,
1555 etc.) La edición de 1608 es la
que probablemente maneja Avellaneda y
nos traslada a la emoción de
saber que fue manejada por Avellaneda en
1608 tiempo por el que estaba componiendo su Don Quijote, como cura más o menos virtuoso
retirado en una pequeña iglesia de pueblo (de un pequeño pueblo aragonés)
Este libro es
de manejo casi exclusivo de curas de pueblo que componen una breve biblioteca,
el clérigo Mosén Avellaneda, considera que leyendo estos libros el loco
aragonés lograría la curación de su enfermedad : la enfermedad (moral)
Este es el ejemplar placer para un bibliófilo, que pudo tener en sus manos Alonso Fernández
como tuvo el Flos Santorun y que por lo tanto nos hace ver-no imaginar-
a un Avellaneda real y no fingido ni oculto sino un cura de pueblo culto y
retirado en el estudio que ha manejado
este libro todos los días. Que lo ha leído y releído, que lo posee en su
biblioteca, y al que le confiere virtudes curativas.
Es la contraposición de los libros de caballerías que Avellaneda
nos quiere dar a conocer, como materia intelectual de curación de las manías
librescas de su Don Quijote
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