LAS ZOONOSIS EN LA
SOCIEDAD ARGÁRICA. CONVIVENCIA
CON OVOCAPRIDOS, EQUIDOS Y BÓBIDOS, SUIDOS Y CÁNIDOS. PRINCIPIOS PARA SU
ESTUDIO
No solo las evidencias
arqueológicas sino también la lógica nos hace pensar en la existencia en los
poblados argáricos de: Ectoparásitos: PIOJOS, PULGAS y garrapatas chinches, ácaros y dípteros (vectores de enfermedades) y de la incidencia de
los endoparásitos (lombrices, tenias, nemátodos...)
Se puede deducir que de cierto hacinamiento con la
transmisión de parásitos y enfermedades infecciosas .La convivencia con el ganado podría hacer inducir aparición de carbunco u otras
zoonosis La
convivencia con los perros podría suponer la trasmisión de enfermedades por parásitos, garrapatas, por
ser el cánido reservorio de parásitos y microbios por su convivencia comensal. Las deposiciones se hacen en el exterior de las viviendas y las comerían los perros fomentando la aparición de enfermedades parasitarias
Mitchell estudió para Roma
decenas de yacimientos arqueológicos, algunos in situ, y otros
recurriendo a investigaciones ya publicadas, para medir la incidencia de los
endoparásitos (lombrices, tenias, nemátodos...) y ectoparásitos en tiempos
agáricos. Los huevos de la mayoría de los endoparásitos intestinales se
conservan durante milenios gracias a la quitina de la que está hecho su
caparazón, un material que da consistencia al exoesqueleto de los artrópodos. La
otra gran fuente de información para la paleoparasitología son los coprolitos,
heces endurecidas o en proceso de fosilización. Tal como explica el arqueólogo
británico en la revista Parasitology,
el número de huevos de endoparásitos por centímetro cuadrado de coprolito puede
dar una indicación del grado de parasitismo en un momento dado de la historia.
Las pruebas reunidas por
Mitchell señalan que no hubo una mejora significativa en las regiones
controladas por Roma respecto a lo que se sabe de los parásitos en el Neolítico
o en las edades de Bronce y de Hierro. "No hay un descenso de parásitos
con los romanos. Y esto vale tanto para los gusanos intestinales como para los
ectoparásitos como pulgas y piojos", sostiene Mitchell.
Evidencia arqueológica en la edad que estudiamos es la llamada “momia
de Galera” de en la Necrópolis Argárica
de Galera
“El análisis del contenido intestinal revela que
el hombre de Galera sufría de lombrices estomacales: los gusanos
intestinales El doctor José Gutiérrez, del Departamento de
Microbiología de la Universidad de Granada, ha identificado un tricocéfalo (Trichuris
trichiura), cuyas larvas se adhieren a la mucosa del ciego y causan
hemorragias. Y su colega, la doctora Trinidad Escobar, acaba de detectar en el
cuero cabelludo momificado un hongo dermatofito. Pero ni éste ni el parásito intestinal mataron
al inquilino de la 121.
No hay comentarios:
Publicar un comentario