1/12/2008

LA CIENCIA Y LA MUERTE



MEJOR AQUÍLA VACUNA DE LA MUERTE








José Antonio García Ramos
Médico




LA CIENCIA Y LA MUERTE

El concepto que tiene la población, de que la muerte es el fracaso de la ciencia o de la tecnología es un error grave.
El hombre de hoy, solo hombre, con todas y las mismas miserias y enfermedades del hombre mortal (de necesidad) es ineludiblemente perecedero. Un “Enfermo terminal” según el DRAE sería aquel que está en una situación irreversible que conduce a la muerte”.Todo hombre esta en una situación parecida, aun estando sano, o creyendo y presumiendo de estar sano. Todo hombre en mayor o menor grado es un “enfermo terminal”en cuanto enfermable y mortal ; la medicina no se debe olvidar definida, solo como “arte de curar” o ciencia práctica que ejerce el hombre frente a otro hombre que sufre y/o busca ayuda .Quien auxilia, es el médico que está preparado y dispuesto a hacerlo. Pero el médico es solo un servidor de la naturaleza y debe de “entender con suficiencia su mandato ineludible” (Lain Entralgo)


Lograr la salud total no ha dejado de convertirse en una falacia política, pues la muerte es inevitable y la enfermedad insoslayable. Más bien, estamos entrando (si Dios no lo remedia) en la autodestrucción de la especie humana, que se empeña en destruir su ecosistema. Vamos si no lo evitamos a la autodestrucción no solo del individuo, sino de todo el género humano.
La muerte (un acontecimiento indeclinable) y la enfermedad, jugarán siempre al ajedrez más o menos tiempo, como ocurre en la película “El Séptimo Sello”. Y al final, perpetuamente será la muerte la que ha de ganar la partida. Fue en aquella maravillosa película, en la que a un hombre que dudaba de su fe, la muerte gana la partida de ajedrez donde se jugaban la vida.
Será la muerte la que siempre ha de ganar la partida a la ciencia, porque el “status naturae purae” no ha llegado nunca a tener realidad histórica (Lain Entralgo). La muerte es el destino inevitable del hombre...la finitud, la única verdad. La ciencia un instrumento imperfecto.

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