LA VACUNA DE LA MUERTE
“Si te juzgas pagado lo bastante con la felicidad de la que acaba de ser madre; con la cara que sonríe porque ya no padece; con la paz del moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre y penetrar en lo trágico de su destino..¡Hazte médico, hijo mío!”
En un mundo libre, utópico, no libre de hipocondríacos, a una multinacional farmacéutica, se le ocurre inventar la vacuna deL ËBOLA (de la muerte,) la vacuna contra la muerte, la panacea total. Pero las unidades son limitadas. La lucha para conseguirla es inmensamente brutal.
Era solo un sueño.
Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.
Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.
Eso de Salud para todos en el Año 2000 no ha dejado de convertirse en una falacia política, pues la muerte es inevitable y la enfermedad insoslayable. Más bien, estamos entrando en la autodestrucción no solo del individuo, sino de toda la especie humana y de su propio ecosistema.
La muerte (un acontecimiento indeclinable) y la enfermedad, jugarán al ajedrez más o menos tiempo, como ocurre en la película “El Séptimo Sello”.Al final, siempre será la muerte la que ha de ganar la partida. Fue un hombre que dudaba de su fe, al que la parca gana la partida de ajedrez donde se jugaban la vida.
“La idea de la película, que se sitúa en la Suecia Medieval durante la peste, procede de los frescos medievales que muestra a la Muerte jugando al ajedrez con sus víctimas. Ahí está el caballero (Max von Sydow), que vuelve a casa después de las Cruzadas acompañado de su escudero (Gunnar Björmstrand), cínico y realista. Entonces procede a interrogarse sobre Dios y el significado de la vida ante las burlas de su escudero. Se encuentra con la Muerte y le pide un plazo para resolver sus dudas iniciando un viaje a través del conocimiento aunque cada noche deba jugar al ajedrez con ella”.
El concepto que tiene la población, de que la muerte es el fracaso de la ciencia o de la tecnología es un error grave. Será la muerte la que siempre ha de ganar la partida a la ciencia, porque el “status naturae purae” no ha llegado nunca a tener realidad histórica (Lain Entralgo). La muerte es el destino inevitable del hombre...la finitud, la única verdad.
"Si hay que destacar algo del film es la reflexión que nos muestra al final: sólo la muerte es certera en la vida y ella es la única que nos hace iguales. Ricos-pobres, nobles-plebeyos, todos vais a morir y ante ella no existe distinción".http://www.youtube.com/watch?v=rrm2AFsM49U&feature=related
Es una realidad incuestionable parafraseando al ilustre clínico decimonónico Valera de Montes “La terapéutica es la ciencia que siembra de flores el camino hacia la tumba”.
La ciencia es una servidora de la muerte. Alarga la vida. Palia el sufrimiento a veces lo prolonga...no la evita definitivamente.
Fundamentado en el utópico “derecho a la salud”, que se confunde hasta por la ministra de Sanidad de turno con el derecho a alcanzar la salud con los medios que el estado pone a nuestro alcance de forma gratuita, que es lo que dice la Constitución, los políticos de inspiración colectivista, conciben la medicina –esa nuestra sagrada ciencia- con un lenguaje CARIBEÑO (muchos de nosotros hemos recibido cursillos de “medicina cubana”) y TRASNOCHADO, como una “empresa de servicios”, con “proveedores” y “clientes” con “recursos húmanos” y con un “particular mercado que pretende solamente “calidad de servicio”.
La muerte, siempre (secularmente) vencerá a la ciencia (globalmente) en la partida de ajedrez. No existe ni existirá por desgracia para los panhedonistas, la tan cacareada “Vacuna de la muerte”
Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.
Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.
La vacuna de la muerte no se logrará porque no se puede siempre evitar la muerte o curar. Creyendo el mito de que se puede acabar constantemente con el sufrimiento y la enfermedad, retardando cada vez más la muerte, la medicina no ha cumplido sus promesas y la gente sigue muriendo y sufriendo en una sociedad vacía, somatizada, medicalizada, pésimamente informada .Todo esto genera una demanda insaciable de servicios médicos por parte de individuos tanto más descontentos del sistema, cuanto éste más ofrece .Tal es la dependencia del sistema médico, que se vive en la creencia de que se puede resolver de inmediato cualquier problema clínico que surja desde la cuna hasta la tumba. Todo es urgente. Toda afección banal se magnifica como una urgencia. Y aquello que se magnifica y no es atendido de inmediato o como la televisión desea, es objeto de querellas criminales contra los empleados del sistema que es quien permite estos absurdos.
Vivimos en una sociedad llena de miedos y de fobias, vacua de cultura, sin el menor aguante ante la realidad de la enfermación y de la muerte.
Lejos de la Madre Naturaleza los hombres viven obsesionados por no morir (“morirse en paz” se ha convertido en un proceso anticuado o suicida), la medicina se apropia del moribundo o del enfermo terminal (con la complacencia y liberación de conciencia de los familiares) y le encarcela en una UVI; le introduce sondas y catéteres para hacerle vivir unas horas o unos días más con la pretensión de que se muera “muy mejorado”- o por el contrario que se muera pronto o con "sedación paliativa" o así prolongar a menudo su agonía y sus amarguras. Más que curar lo que se consigue así, es prolongar sufrimientos, padecimientos y angustias.
Lejos de la Madre Naturaleza los hombres viven obsesionados por no morir (“morirse en paz” se ha convertido en un proceso anticuado o suicida), la medicina se apropia del moribundo o del enfermo terminal (con la complacencia y liberación de conciencia de los familiares) y le encarcela en una UVI; le introduce sondas y catéteres para hacerle vivir unas horas o unos días más con la pretensión de que se muera “muy mejorado”- o por el contrario que se muera pronto o con "sedación paliativa" o así prolongar a menudo su agonía y sus amarguras. Más que curar lo que se consigue así, es prolongar sufrimientos, padecimientos y angustias.
Tal es el objetivo de la VACUNA DEL EBOLA ( de la MUERTE.)
¿Qué decir ante la rotundidad de la muerte? "Aceptar la muerte" es el gran reto de la existencia humana, parafraseando a María Zambrano. Es la gran cuestión, el no va más y gana la banca. Siempre gana la banca, en efecto. No sé... Quizás el reto no sea tanto aceptar la muerte como vivir la vida. La vida, vivirla, sí es el gran reto. La muerte es sólo el desenlace, el telón que se cierra, ese correr las cortinas en la comedia de la vida. Sólo a través de la fe se puede burlar a la muerte. Evidentemente, si no hay fe, la muerte es el final de un proceso vital.
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