11/08/2007

Medicina argárica


MEDICINA ARGARICA

Se podría realizar desde una perspectiva distinta a lo meramente paleopatológico, una revisión conceptual o aproximación “teorética” al conocimiento o a la definición de la medicina en la Cultura del Argar, un espacio cultural de los más importantes del Mediterráneo Occidental que tuvo su desarrollo en el Sureste de la Península Ibérica a lo largo del segundo milenio a.C.

Como era la medicina Argárica?
Estudiar la “medicina Argárica” sería un objetivo “en puridad imposible” porque no existió tal cosa, al menos como la concebimos desde San Isidoro de Sevilla definida como “el arte de proteger y restaurar la salud del cuerpo” Pero ninguna cultura está exenta de tener medicina pues desde siempre el hombre se ha preocupado de evitar y recuperar la salud. Esto significa que cada distinta cultura tiene medicina y medicina distinta. De ésta (la Argárica) concretamente, nunca se ha hablado.
Para entender el comportamiento de aquellos hipotéticos enfermos, es indispensable conocer las “premisas básicas de su interacción social”.
Tras la consulta de una abundante bibliografía sobre lo argárico, base del estudio de los hallazgos arqueológicos, y el conocimiento “in situ” de los yacimientos donde se nos retrotrae a este ámbito misterioso y lejano, analizo desde la Antropología Médica tres aspectos fundamentales que han de conformar el conocimiento teórico de aquella medicina: ritos de la muerte, estratificación social y medios materiales de subsistencia.
La “arqueología de la muerte” nos informa sobre la mortalidad infantil (55%), esperanza de vida (20 años), patología y rasgos antropológicos de estas poblaciones
El simbolismo de los rituales de la muerte primordial en esta cultura, asegura la existencia de una religión, en contra de los partidarios del materialismo histórico que proponen que tales ritos solo tienen significación social. La existencia de una religión hace pensar de inmediato en su aplicación a la medicina. Así ha ocurrido en todas las culturas primitivas, arcaicas y populares. En el ritual de enterramiento se advierte una estratificación social y una diferenciación en la forma de enfermar. Los más ricos se alimentan mejor, trabajan menos, enferman menos, viven más tiempo, son mas altos y fuertes y sus niños mueren menos.
En el Argar se constata una organización en forma de Estado que ha de asegurar la fuerza física de sus miembros, garantizar su capacidad de trabajo y la defensa militar.... Alguien hubo de especializarse en luchar contra la enfermedad, pudo ser un miembro de la clase dirigente, por no pensar en un sacerdote que vive en la acrópolis y dirige también los rituales de la muerte, el embalsamamiento o la mortaja, selecciona los ungüentos, las plantas, los alimentos y los perfumes que acompañan al muerto hacia la otra vida y ordena en la tumbas los instrumentos de prestigio que diferencian su status social En la cima de estos grandes asentamientos reside la clase dominante quien también dispone de ciertos instrumentos materiales metálicos, líticos o de hueso entre los que ha de encontrarse necesariamente el más o menos primitivo instrumental quirúrgico necesario para contener una hemorragia, curar una herida, inmovilizar una fractura, evacuar el pus o castrar cerdos y bueyes.
Se cura y previene con lo que se encuentra en el ecosistema (plantas medicinales) y con lo procedente de las actividades económicas principales: la agricultura y ganadería por un lado y la minería y metalurgia por otro.
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Tras este análisis entendimos que había medicina y. pudo haber “Medicina Argárica” hipotéticamente definida como la forma necesaria que tuvo el hombre argárico de enfrentarse a la enfermedad y a la muerte, mediante la imbricación entre el empleo de una sabiduría ancestral y empírica que surge con el uso de los materiales de subsistencia , con otra sabiduría mágica, distinta y reciente que procede de los ritos de la muerte.
Esta forma empírico-creencial de medicina distinta persiste (sin lugar a dudas) en el importante sustrato fundamentalmente material y porque no espiritual (en definitiva cultural) de la Medicina Popular de Almería, que se mueve aún y en el fondo, por unos parámetros de conducta algo o muy similares a los de entonces.

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