MEDICINA BASADA EN LA OBEDIENCIA
"No descansaré hasta conseguir que
el médico lleve alpargatas", Alfonso Guerra.
Ante la bajada de
sueldos a los médicos andaluces por segunda vez en pocos meses, sin ninguna
negociación, se me ocurren estas reflexiones para sentar las bases de una
rebelión en busca de nuestros derechos cercenados por los políticos de turno, ignorantes
del Arte de Hipócrates.
MÉDICO Y NIÑO ENFERMO |
El Médico : en
especial el de Atención Primaria es definido por estos políticos ignorantes
como un “proveedor de servicios” o “un recurso humano” o un “prescriptor” que
forma parte o debe formar parte de un “equipo de implicados” (Ciurana Misol) al
servicio del poder político de turno, a cambio de un salario a veces tan exiguo que lo fuerza a
permanecer callado y acogollado por el euro(vil metal) o “cogido por sus
partes” con una interinidad o un “contrato basura” firmado bajo las consignas
de simple “contabilidad”.
O actuando como un
mercenario.
O imposibilitado para
poder denunciar las deficiencias del sistema por miedo a que la maraña de los
mismos poderes públicos tomen represalias contra los denunciantes. Esto permite
a parte de los gestores políticos, que saben poca o ninguna medicina y que son
los mantenidos del sistema - por quienes les conviene mantener el sistema- pues
sin este sistema los mismos no tienen razón de ser – (no son necesarios) hacer
y deshacer a su gusto
Se derrochan grandes
cantidades de capital en estos “servicios de salud” donde “producción y
consumo” son inseparables, frente a lo que
debería de ser una “metódica
consideración del diagnóstico y tratamiento del enfermo conforme a su condición
de persona y no solo donde el punto de vista de su reducción a mero
organismo”(Laín Entralgo).
El enfermo es
considerado por la medicina pública española, como un mero “cliente” (antes
paciente: del griego patior : sufrimiento) afecto de un “problema de salud” (antes
enfermedad) que hay que resolver en una “entrevista” (antes consulta) en la que
la mayoría de las veces se olvida aplicar el arte médico y el humanismo en el
trato o una correcta y pausada anamnesis y exploración física detallada en una
armonía de mutua confianza entre médico y enfermo.
Para no ser meros “productores” o “generadores de servicios” (antes médicos)
hemos de revelarnos evitando el asentimiento- el “sí buana”- el conformismo y
sobre todo la sumisión o la conducta
rastrera más degradante. O lo que es lo mismo, la falta de libertad con
la que nos quieren ”agarrotar” esos
gestores sanitarios que a su vez están sumisos para lograr prebendas del
pesebre público.
Ellos, los “gestores”
son a su vez los más sumisos. Ellos
también dicen “si buana” a todo. A
todo lo que otros—de profesión
políticos—les dictan. A esto se llama dictadura, la dictadura del proletariado.
…
Estos burócratas
someten a una “monitorización continuada” la labor diaria de unos médicos
honrados (solo los más ciegos no lo ven) que no lleva a dar lugar al “arte de
curar” ejercido con libertad y sentido común, e inherente en sí al propio
quehacer médico o a la propia profesión sagrada (“el médico es el sacerdote del
dolor”) que como tal concebimos algunos…y el facultativo se ve forzado por
miedo a ser enormemente degradado en sus altas funciones.
Su labor debía ser valorada solo por sus
pacientes: los verdaderos dueños de
su labor científica.
Algunos buenos
profesionales son forzados a actuar con desidia, a cubrir el expediente, a
falsear las estadísticas; mientras podrían estar dedicados a ver pacientemente
a sus enfermos, evitando así muchas exploraciones caras, recetas inútiles,
consultas con especialistas, ingresos hospitalarios y hasta costosas
intervenciones quirúrgicas. Esos profesionales estoy seguro que sueñan con
poder ser médicos y solo MÉDICOS durante su horario de trabajo y fuera de él.
Sueñan con consultas “a reloj parado” y con ser incentivados por su buen hacer.
En vez de la medicina
basada en la evidencia (tan de moda hoy) hacemos una medicina basada en la
obediencia como borregos colectivos.
Posiblemente, la situación y las malas prácticas que se denuncian en este texto esté extendiéndose y se ha instalado ya en ya otras profesiones y en otros servicios públicos de relevancia social, como la educación. Así, valga un ejemplo, en el llamado "Proyecto de Calidad", vinculado con la obtención del certificado AENOR por los centros, los alumnos y los padres de éstos son llamados "clientes". Quienes trabajamos con personas, y no fabricamos automóviles, no podemos estar sometidos a índices de productividad como si el objeto de nuestra actividad profesional no fuesen seres humanos.
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