5/25/2012

MEDICINA BASADA EN LA OBEDIENCIA


MEDICINA BASADA EN LA OBEDIENCIA
"No descansaré hasta conseguir que el médico lleve alpargatas", Alfonso Guerra.
  
Ante la bajada de sueldos a los médicos andaluces por segunda vez en pocos meses, sin ninguna negociación, se me ocurren estas reflexiones para sentar las bases de una rebelión en busca de nuestros derechos cercenados por los políticos de turno, ignorantes del Arte de Hipócrates.
MÉDICO Y NIÑO ENFERMO
El Médico : en especial el de Atención Primaria es definido por estos políticos ignorantes como un “proveedor de servicios” o “un recurso humano” o un “prescriptor” que forma parte o debe formar parte de un “equipo de implicados” (Ciurana Misol) al servicio del poder político de turno, a cambio de un    salario a veces tan exiguo que lo fuerza a permanecer callado y acogollado por el euro(vil metal) o “cogido por sus partes” con una interinidad o un “contrato basura” firmado bajo las consignas de simple “contabilidad”.
O actuando como un mercenario.
O imposibilitado para poder denunciar las deficiencias del sistema por miedo a que la maraña de los mismos poderes públicos tomen represalias contra los denunciantes. Esto permite a parte de los gestores políticos, que saben poca o ninguna medicina y que son los mantenidos del sistema - por quienes les conviene mantener el sistema- pues sin este sistema los mismos no tienen razón de ser – (no son necesarios) hacer y deshacer a su gusto

Se derrochan grandes cantidades de capital en estos “servicios de salud” donde “producción y consumo” son inseparables, frente a lo que  debería de ser una  “metódica consideración del diagnóstico y tratamiento del enfermo conforme a su condición de persona y no solo donde el punto de vista de su reducción a mero organismo”(Laín Entralgo).
El enfermo es considerado por la medicina pública española, como un mero “cliente” (antes paciente: del griego patior : sufrimiento) afecto de un “problema de salud” (antes enfermedad) que hay que resolver en una “entrevista” (antes consulta) en la que la mayoría de las veces se olvida aplicar el arte médico y el humanismo en el trato o una correcta y pausada anamnesis y exploración física detallada en una armonía de mutua confianza entre médico y enfermo.
Para no  ser meros “productores” o  “generadores de servicios” (antes médicos) hemos de revelarnos evitando el asentimiento- el “sí buana”- el conformismo y sobre todo la sumisión o la conducta  rastrera más degradante. O lo que es lo mismo, la falta de libertad con la que nos quieren ”agarrotar”  esos gestores sanitarios que a su vez están sumisos para lograr prebendas del pesebre público.  
Ellos, los “gestores” son a su vez los más  sumisos. Ellos también dicen  “si buana” a todo. A todo  lo que otros—de profesión políticos—les dictan. A esto se llama dictadura, la dictadura del proletariado.
Estos burócratas someten a una “monitorización continuada” la labor diaria de unos médicos honrados (solo los más ciegos no lo ven) que no lleva a dar lugar al “arte de curar” ejercido con libertad y sentido común, e inherente en sí al propio quehacer médico o a la propia profesión sagrada (“el médico es el sacerdote del dolor”) que como tal concebimos algunos…y el facultativo se ve forzado por miedo a ser enormemente degradado en sus altas funciones.
 Su labor debía ser valorada solo por sus pacientes: los verdaderos  dueños de su labor científica.
Algunos buenos profesionales son forzados a actuar con desidia, a cubrir el expediente, a falsear las estadísticas; mientras podrían estar dedicados a ver pacientemente a sus enfermos, evitando así muchas exploraciones caras, recetas inútiles, consultas con especialistas, ingresos hospitalarios y hasta costosas intervenciones quirúrgicas. Esos profesionales estoy seguro que sueñan con poder ser médicos y solo MÉDICOS durante su horario de trabajo y fuera de él. Sueñan con consultas “a reloj parado” y con ser incentivados por su buen hacer.
En vez de la medicina basada en la evidencia (tan de moda hoy) hacemos una medicina basada en la obediencia como borregos colectivos. 

1 comentario:

  1. Posiblemente, la situación y las malas prácticas que se denuncian en este texto esté extendiéndose y se ha instalado ya en ya otras profesiones y en otros servicios públicos de relevancia social, como la educación. Así, valga un ejemplo, en el llamado "Proyecto de Calidad", vinculado con la obtención del certificado AENOR por los centros, los alumnos y los padres de éstos son llamados "clientes". Quienes trabajamos con personas, y no fabricamos automóviles, no podemos estar sometidos a índices de productividad como si el objeto de nuestra actividad profesional no fuesen seres humanos.

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