2/17/2016

LAS ZOONOSIS EN LA SOCIEDAD ARGÁRICA. CONVIVENCIA CON OVOCAPRIDOS, EQUIDOS Y BÓBIDOS, SUIDOS Y CÁNIDOS. PRINCIPIOS PARA SU ESTUDIO

LAS ZOONOSIS EN LA SOCIEDAD ARGÁRICA. CONVIVENCIA CON OVOCAPRIDOS, EQUIDOS Y BÓBIDOS, SUIDOS Y CÁNIDOS. PRINCIPIOS PARA SU ESTUDIO
No solo las evidencias arqueológicas sino también la lógica nos hace pensar en la existencia en los poblados argáricos de: Ectoparásitos: PIOJOS, PULGAS y garrapatas chinches, ácaros  y dípteros (vectores de enfermedades) y de la incidencia de los endoparásitos (lombrices, tenias, nemátodos...) 
Se puede deducir que de cierto hacinamiento con la transmisión de parásitos  y enfermedades infecciosas .La convivencia con el ganado podría hacer inducir aparición de carbunco u otras zoonosis La convivencia con los perros podría suponer la trasmisión  de enfermedades por parásitos, garrapatas, por ser el cánido reservorio de parásitos y microbios por su convivencia comensal.Las deposiciones se hacen en el exterior de las viviendas y las comerían los perros fomentando la aparición de enfermedades parasitarias
Mitchell estudió para Roma decenas de yacimientos arqueológicos, algunos in situ, y otros recurriendo a investigaciones ya publicadas, para medir la incidencia de los endoparásitos (lombrices, tenias, nemátodos...) y ectoparásitos en tiempos agáricos. Los huevos de la mayoría de los endoparásitos intestinales se conservan durante milenios gracias a la quitina de la que está hecho su caparazón, un material que da consistencia al exoesqueleto de los artrópodos. La otra gran fuente de información para la paleoparasitología son los coprolitos, heces endurecidas o en proceso de fosilización. Tal como explica el arqueólogo británico en la revista Parasitology, el número de huevos de endoparásitos por centímetro cuadrado de coprolito puede dar una indicación del grado de parasitismo en un momento dado de la historia.
Las pruebas reunidas por Mitchell señalan que no hubo una mejora significativa en las regiones controladas por Roma respecto a lo que se sabe de los parásitos en el Neolítico o en las edades de Bronce y de Hierro. "No hay un descenso de parásitos con los romanos. Y esto vale tanto para los gusanos intestinales como para los ectoparásitos como pulgas y piojos", sostiene Mitchell.
Evidencia arqueológica  en la edad que estudiamos es la llamada “momia de Galera” de  en la Necrópolis Argárica de Galera


“El  análisis del contenido intestinal revela que el hombre de Galera sufría de lombrices estomacales: los gusanos intestinales El doctor José Gutiérrez, del Departamento de Microbiología de la Universidad de Granada, ha identificado un tricocéfalo (Trichuris trichiura), cuyas larvas se adhieren a la mucosa del ciego y causan hemorragias. Y su colega, la doctora Trinidad Escobar, acaba de detectar en el cuero cabelludo momificado un hongo dermatofito.  Pero ni éste ni el parásito intestinal mataron al inquilino de la 121.

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