En sistema médico actual se “premia” quitándoselo de encima al “usuario” o “cliente” (siempre es un hombre doliente) con una prescripción de medicamentos caros, donde el dispensador y el fabricante se llevan un beneficio en media hora, mayor del que gana un médico con contrato precario en una semana. Son medicamentos costosos que los laboratorios farmacéuticos, explotadores de la clase impositora, ponen de moda con un salvaje “marketing”.
Hay una nula o muy pequeña correspondencia entre la patología que s
e presenta y la medicación que se proporciona al enfermo.
Los médicos que hemos vivido este fenómeno tras muchos años de ejercicio, hemos visto como medicamentos que hace quince o veinte años se nos presentaron como poco menos que una “panacea”o cuasi milagrosos, hoy, se han abandonado por su nula eficacia; pero eso si, después de haber costado a las arcas del estado y por tanto del contribuyente, miles de millones de beneficios que han recogido esos laboratorios inventores.
Es uno de los males del sistema. Los laboratorios inventan o “sacan de la chistera” nuevas enfermedades que nunca han existido, para de inmediato inventar el medicamento “adecuado” a este nuevo invento-enfermedad. Hoy, el engaño de los laboratorios promueve la comercialización de muchas medicinas de muy dudosa eficacia producto del ese “marketing” de las multinacionales farmacéuticas que siempre solo buscan ganar dinero poniendo precios abusivos que el Estado aprueba con el visto bueno del gobierno de turno. Esto es una verdadera sangría al erario público. La factura farmacéutica ha subido en pocos años de ser 100.000 millones de las antiguas pesetas al 1.200.000 millones (un billón 2.000.000 de pesetas o más pues la factura crece incesantemente) http://www.cincodias.com/articulo/economia/regiones-presionan-medicos-rebajar-factura-farmaceutica/20091228cdscdieco_2/cdseco/?view=printsin que por ello la morbilidad haya disminuido (parece ser que ha aumentado) ni la mortalidad tampoco. Sería la llamada por el iluminado Michel Focault: “la distorsión entre la cientificidad de la medicina y la positividad de sus efectos” o entre la “cientificidad y la eficacia de la medicina”. Pero la culpa del dispendio quieren atribuírla a los médicos, a los que ahora nos llaman “prescriptotes” por el hecho de haber recetado. Obligan a la llamada”prescripción racional” que nunca fue ajena a todo titulado en Medicina, quien pone toda su razón al servicio del enfermo, excepto cuando el médico con sueldos impropios se vende al laboratorio o se deja engañar por lo que estos le imponen.
¿Cual es el destino del financiamiento social de la medicina, el lucro derivado de la salud? se pregunta Focault. Los grandes beneficiados son las grandes industrias farmacéuticas, no los médicos. Porque la industria farmacéutica está sostenida por el financiamiento colectivo de la salud y de la enfermedad (o pseudo enfermedad) que proporciona el estado por medio de la Seguridad Social.
Los representantes de medicinas son “comerciales” que invaden los centros sanitarios. Tenemos que soportarlos vendiendo la mercancía que fabrica su industria. El médico es un mero intermediario entre la industria farmacéutica que es quien gana y el Estado que es quien paga. El médico resulta un intermediario gratuito para que se beneficien los laboratorios y las farmacias. Los laboratorios nos engañan de frente o subrepticiamente y los gobernantes lo permiten.
Lo irracional, es el sistema que permite la que el propio sistema califica de una poco menos que delictiva”prescripción irracional” o de poca calidad; término que ha inventado el propio sistema, derroche que permite el propio sistema y de quien es solo responsable el propio sistema. Hay que reconocer sin embargo, que existen prescripciones que desde el punto de vista puramente científico, nada o poco tienen de relación racional con la enfermedad o “nosos” que el enfermo padece (llamado en medicina basura-atención primaria en su concepción actual) “problema de salud” o algo así ,que existe solo en la imaginación del “cliente” o “usuario” o del propio médico medicalizado, dogmático, mediatizado, con prisa o asustado por la posible denuncia (existe una verdadera avalancha de demandas por responsabilidad profesional).
Problemas que existen solo en la mente del médico protocolizado o colectivista o burócrata, que se olvida de la “vis medicatrix” base del actuar médico, no respetándola en lo que de curativo tiene. O del “nil nócere”, indicando la necesidad de una medicación cara y de por vida, cuando no perjudicial.
Hay que otorgar preferencia para problemas no importantes y otros más graves , a los agentes naturales “como factores de una auténtica “higioterapia” siempre necesaria y no siempre suficiente”, síguenle los fisioterápicos, otros pro fisiológicos y los farmacológicamente atóxicos, en una prudente axiología terapéutica que secunde cuanto haya de tendencia curativa espontánea y evite cuanto se pueda la polipragmasia innecesaria y las medicaciones o intervenciones con riesgo de perjuicio concomitante”(Palafox) Y las medicinas matan. Siempre han matado. Hay miles de ingresos hospitalarios semanales a causa de la iatrogénia. En 1967 murieron unos 100000 americanos a causa de los efectos adversos de las medicinas. En España no se sabe.
Miles de medicamentos crean iatrogénia no porque los medicamentos sean nocivos o se prescriban innecesariamente o con un falso diagnóstico, o por la ingestión”accidental de esas sustancias”, “sino por la propia acción de la intervención médica”
“A causa de la medicalización, la especie humana ha sido obligada a entrar en una historia arriesgada, en un campo de probabilidades y riesgos cuya magnitud no puede medirse con precisión”dijo ya en 1974, el lúcido Michel Focault.http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/213168/index.php
valientes y acertados comentarios sobre una lacra nacional
ResponderEliminar