INTROITO
Esta breve antología está dedicada solo a aquellos pocos que entiendan lo de "Torvo Fraile"...su sentido trascendente, su importancia. Las aspiraciones a la vida dedicada a la búsqueda de la Verdad. Al asiduo estudio de la verdad divina por “esas mentes encanecidas sobre las mesas de estudio de las vetustas bibliotecas”.
Por eso la edición tan limitada de solo 10 ejemplares.
En una sociedad decadente y afeminada, estas páginas sublimes de la literatura de todos los tiempos pueden sonar muy intenso y hacernos pensar en detenernos ante la vertiginosa bazofia que llena a la sociedad post-industrial. Y al hombre hacia la autodestrucción.
Destinado solo a los que entiendan de huertos sagrados donde cultivar sueños de viñas monacales que produzcan dulcísimos vinos y néctares divinos de mil sabores que al beberlos, sus vapores exalten estados de beatitud y realización mística del espíritu.
Solo a los que conozcan de estas zonas sagradas donde puede brotar el agua, ser ubérrimas o por el contrario suponer el yermo más austero; donde el hambre, el frío y los cilicios ayuden a buscar el camino de perfección. O el interior del claustro do el árbol solitario- el ciprés- que supone para el místico la comunión floral o vegetal con Dios …a los que tratan de encontrar la verdad o a Dios en la Verdad. Solo a estos les está permitido poseer un ejemplar de esta obra.
El claustro y la celda es cosa de pocos, en sus interiores se guardan secretos sublimes que solo se consiguen con la ocupación continua y virtuosa. La contínua preparación para la muerte.
http://www.youtube.com/watch?v=vArNf76XxYo
FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL (1895-1979) Monje benedictino. Abad mitrado del Valle de los Caídos. Erudito, sabio y poeta.http://images.google.es/imgres?imgurl=http://www.senorspanish.com/history/articles/valledeloscaidosmonasterio_files/image005.jpg&imgrefurl=http://www.senorspanish.com/history/articles/valledeloscaidosmonasterio.html&usg=__d4XsiwL5pRwGKD8u7tryhx00PiY=&h=285&w=450&sz=25&hl=es&start=15&itbs=1&tbnid=00bw-wN3cIpRQM:&tbnh=80&tbnw=127&prev=/images%3Fq%3Dperez%2Bde%2Burbel%26gbv%3D2%26hl%3Des%26sa%3DG
Silencioso ciprés que en la limpia tersura
del estanque retratas tu severa figura,
que levantas la cresta,
al magnífico enigma de la noche azulada,
besando las arcadas de oro con tu sombra
y barriendo luceros en la celeste alfombra;
algo grande hay en tí que me invita a pensar,
algo grande y divino que endulza el sufrimiento
que en las horas de angustia y de aniquilamiento
aquel lácteo camino me señala del cielo
y levanta mis ansias y despierta mi anhelo,
cual si hubiese en tus frondas algo que sueña y siente
el latido fraterno de un corazón ardiente...
Silencioso ciprés cuya negra silueta,
como un dedo gigante, me señala una meta
allá lejos, muy lejos...; un palacio de bruma
una isla de oro, una ilusión de espuma,
la sombra imperceptible de una forma querida
que sin cesar persigue el alma dolorida.
¡ Oh galán de la noche! Arbol dulce y amigo,
compañero del monje, de sus luchas testigo;http://www.youtube.com/watch?v=vArNf76XxYo&feature=related
tú recoges sus rezos y sus pálidos cantos;
te envuelven sus miradas, sus anhelos de santos,
y te asocias, muy grave, a sus mil postraciones,
cuando el viento te agita mientras sus oraciones.
Tú compartes sus éxtasis, con sus pesares lloras
y en la esfera estrellada enumeras sus horas;
desgarras los cendales de la desesperanza,
el corazón le llenas de una dulce añoranza
y el sueño le vigilas, quieto, inmutable y fuerte;
el sueño de la vida y el sueño de la muerte.
¡Oh, ciprés que en la página de la noche infinita
deletreas la <
Grave seor teólogo, árbol dulce y amigo,
de los monjes hermano, de sus dichas testigo;
tal vez roza la gracia divina tu espesura,
pues comprendes lo cuerdo de tu excelsa locura,
el orgullo celeste que brilla en su humildad,
el ardor de sus frias llamas de castidad,
la gloria de su ayuno, su coro y su cilicio,
la cumbre de deleite que hay en su sacrificio
Y un dia dedujiste ciprés meditabundo,
que eran los aristócratas del amor en el mundo.
A unos pálidos príncipes por amor encantados,
guardas, como el dragón de los cuentos dorados.
Ciprés fuerte, a las furias indelebles y extático,
como la verdad santa, santo ciprés nostálgico,
nuestro hermano más viejo , con ese gran sayal
y con tu puntiaguda capucha monacal...
En tu espesura cónica y alargada, maestro,
¿no hay un secreto oculto, que es el secreto nuestro?
No es secreto de miedo, no es secreto de llanto,
de vana podredumbre, de olvido y camposanto.
Ciprés de la esperanza, pocos han comprendido,
por no saber oirte, tu profundo sentido,
tu profundo sentido de un claro más allá
en el que la alegría no se marchitará.
¡Oh, grave anacoreta de infinitos desiertos,
que guias por la senda de la vida a los muertos!
Viejo ciprés del claustro, que en los dias de oro
lleno de luz , de alas y de salmos de coro,
esponjas de ramaje, vibras como un salterio
y eres el corazón del viejo monasterio...
¡Oh, chorro de nostalgias! Gigantesco ciprés,
la cabeza en el cielo y en la tierra los pies...
Yo te adoro por alto, por piadoso, por bueno,
por tu actitud señera, por tu aspecto sereno,
porque huyes de la vida en tu recta ascensión
y te das al ensueño y a la contemplación;
te canto por poeta, por mistico te quiero,
compañero del monje, dulce y fiel compañero...
No hay comentarios:
Publicar un comentario