LA CARTUJAhttp://www.youtube.com/watch?v=U27kKvVF_Ms&feature=related
http://www.los-poetas.com/a/biodario.htm
RUBÉN DARÍO
ESTE vetusto monasterio ha visto,
secos de orar y pálidos de ayuno,
con el breviario y con el Santo Cristo,
a los callados hijos de San Bruno.
A los que en su existencia solitaria
con la locura de la cruz, y al vuelo
místicamente azul de la plegaria,
fueron a Dios en busca de consuelo.
Mortificaron con las disciplinas
y los cilicios la carne mortal,
y opusieron, orando, las divinas
ansias celestes al furor sexual.
La soledad que amaba Jeremías,
el misterioso profesor de llanto,
y el silencio, en que encuentran armonías
el soñador, el místico y el santo,
fueron para ellos minas de diamantes
que cavan los mineros serafines,
a la luz de los cirios parpadeantes width="425" height="344">
y al son de las campanas de maitines.
Gustaron las harinas celestiales
en el maravilloso simulacro,
herido el cuerpo bajo los sayales,
el espíritu ardiente en amor sacro.
Vieron la nada amarga de este mundo
pozos de horror y dolores extremos.
y hallaron el concepto más profundo
en el profundo «De morir tenemos».
Y como a Pablo e Hilarión y Antonio,
a pesar de cilicios y oraciones,
les presentó, con su hechizo, el demonio»
sus mil visiones de fornicaciones.
Y fueron castos por dolor y fe.
y fueron pobres por la santidad,
y fueron obedientes, porque fue
su reina de pies blancos la humildad.
Vieron los belcebúes y satanes
que en esas almas humildes y apostólicas1
triunfaban de maléficos afanes
y de tantas acedías melancólicas.
Que el Mortui estis del candente Pabló-
les forjaba corazas arcangélicas,
y que nada podía hacer el diablo
de halagos finos o añagazas bélicas^
Áh, fuera yo de esos que Dios quería,
y que Dios quiere cuando así le place,
dichosos ante el temeroso día
de Josa fría y Requiescat in pace!
Poder matar el orgullo perverso
y el palpitar de la carne maligna,
todo por Dios, delante el Universo,
con corazón que sufre y se resigna.
Sentir la unción de la divina mano,
ver florecer de eterna luz mi anhelo,
y oír como un Pitágoras cristiano
la música teológica del cielo.
Y al fauno que hay en mí, darle la ciencia
que al Ángel hace estremecer las alas.
Por la oración y por la penitencia
poner en fuga a las diablesas malas.
Darme otros ojos; no estos ojos vivos
que gozan en mirar, como los ojos
de los sátiros locos medio-chivos,
redondeces de nieve y labios rojos.
Darme otra boca en que queden impresos
los ardientes carbones del asceta;
y no esta boca en que vinos y besos
aumentan gulas de hombre y de poeta.
Darme unas manos de disciplinante
que me dejen el lomo ensangrentado;
y no estas manos lúbricas de amante
que acarician las pomas del pecado.
Darme una sangre que me deje llenas
las venas de quietud y en paz los sesos,
y no esta sangre que hace arder las venas,
vibrar los nervios y crujir los huesos.
¡Y quedar libre de maldad y engaño,
y sentir una mano que me empuja
a la cueva que acoge al ermitaño,
o al silencio y la paz de la Cartuja.'
A KEMPIS http://www.youtube.com/watch?v=hEusiw-Nrwg&feature=fvw
AMADO NERVO
http://www.los-poetas.com/l/bnervo.htm
Sicut nubes,quasi naves,
velut umbra...
Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡ y es por el libro que tú escribiste!
¡ Oh Kempis! antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
¡ más tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!
Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡ sin acordarme que se marchitan!
Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves
como las nubes, como las sombras...
Huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...
¡ Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
Pálido asceta, qué mal hiciste!
Ha tiempo que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!
1
No hay comentarios:
Publicar un comentario